Cuál fue la primera potencia del mundo que reconoció a la flamante Argentina de la revolución? (…)
Franceses, ingleses, polacos, alemanes y norteamericanos corrieron en auxilio de la joven Revolución que enfrentaba al imperio de España. (…) El más conocido de ellos fue el capitán José de San Martin (…), pero entre los más chiflados y ambiciosos estaba el corsario Hipólito Bouchard (…). Bouchard era francés y como ellos murió de muerte violenta. Fue él quien compró el primer reconocimiento exterior para la Argentina, que todavía se llamaba Provincias Unidas. En su nombre invadió y destruyó la California dominada por los españoles. (…)
El 9 de julio, “Nace a la faz de la tierra una nueva y gloriosa nación coronada su sien de laureles y a sus plantas rendido un león”. Pero el problema más urgente es conseguir que alguna potencia extranjera y soberana reconozca ese nacimiento de parto tan doloroso. Rivadavia y Belgrano han viajado a Europa y no lo han conseguido porque están en desacuerdo sobre la forma de gobierno que se darán (…). A Bouchard le da lo mismo: ahora es sargento mayor de la Marina, tiene patente de corso y necesita una bandera que sea aceptada en todos los puertos. El 9 de julio (…) sale de la Ensenada rumbo a Madagascar (…).
Al fin decide ir a China, pero la tempestad lo empuja a la Polinesia, donde va a llevarse una sorpresa mayor. Al acercarse al puerto de Karakakowa, en las islas Sandwich, le parece distinguir una nave conocida: echa ancla y reconoce a la Chacabuco, una de las corbetas de Brown, que fondea con el pabellón de Kameha-Meha, un reino soberano que nuclea a las incontables islas de Hawaii (…).
Los gauchos borrachos que encuentra en el puerto le cuentan que hay un rey gordo que está siempre rodeado de mujeres de cintura ondulante (…). El capitán recupera la bandera y el corazón se le hace todo fuego: averigua, pide, ruega y llega hasta el monarca. Lo que ha saqueado en cuatro meses alcanza y sobra para recuperar la Chacabuco. El rey de Kameha-Meha acepta la indemnización pero confiesa no conocer la bandera que Bouchard le muestra. En inglés, en francés y en español el capitán le cuenta la gesta sudamericana, las interminables llanuras y los Andes nevados que ha cruzado San Martín. Agrega las selvas calientes del Chaco para conmover al monarca y sin vacilar lo nombra, bajo un sol de cincuenta grados, teniente coronel del ejército de las Provincias Unidas del Río de la Plata (…). El rey gordo no se emociona demasiado, pero el uniforme lo divierte y firma un tratado de “Unión para la paz, la guerra y el comercio” en el que consta que Kameha-Meha es la primera potencia del mundo en reconocer a las Provincias Unidas.
Tomado de Cuentos de los años felices de Osvaldo Soriano.